miércoles, marzo 23, 2011

RELACION DE IGUALDAD ENTRE LOS PAISES SEGUN PIÑERA por MONO HOSTIL



A propósito de la visita de Obama a Chile. Cuando la retórica se vuelve un apelmazado discurso halagüeño y ridículo donde el sentido común de todo ciudadano denota la falsedad de las proposiciones vertidas en el texto: estamos mal. Sin lugar a dudas, más allá de que nuestro mandatario haya cantado, coreado o balbuceado un caricaturizado Star-spangled banner o hubiese puesto la mano en un corazón (acto que no debe ofender ya que el signo peso que hace latir ese órgano no va en desmedro de escuchar el himno en mención) lo que si fue un atentado a la inteligencia de cualquier chileno , fue mencionar que esta visita era en pos de una cooperación de países vistos como iguales… ¿Iguales? Jamás, estamos siempre en desmedro ante esta “gloriosa” nación que viene a negociar con nosotros cuando ese “nosotros” sólo es una élite de personas que viven como ciudadanos de países desarrollados en este humilde país.

El tema nuclear. Punto aparte. El regalo de la música chilena. Idem. Desde que el primer presidente de Estados Unidos pisó este país, lo hizo siempre con un nivel de superioridad tal que no quedaba más que aplicar “y verás cómo quieren en Chile al amigo cuando es forastero”. Claro que hay algo de provecho para nuestra nación. Qué duda cabe. Sentirse un rincón del patio trasero de una superpotencia y que se nos tome en cuenta es valioso.

El canal trece mostró en los entretelones un público esperando a ver a Obama, el presidente de todas las Américas, un gentío con una sonrisa pegada en la cara distante al personaje en cuestión por unos cientos de metros, una patética madre que corría de lado a lado cargando su cámara para captar al mandatario en lo que seguro sería, el momento más bello de su existencia… Una real lástima.

Protestar? Igual de inútil como lo sufrido por aquella ilustre desconocida, la seguridad siempre aísla al poder de esas manifestaciones legítimas además –nada debía empañar la visita- bastaba con las menciones de “ningún niño quedará atrás” Lavín negando el premio Nobel, un alcalde arrastrado para entregar las llaves de la ciudad a quien ni le interesaba el gesto.

Los lobistas ya hicieron su trabajo. El temor obvio que está. Eso era lo importante lo demás una pantalla en que el glamur, la sencillez, zalamería y torpeza se mezclaron por partes iguales, demostrando que a nuestra idiosincrasia partiendo desde las altas esferas del poder , hasta el más pobre de los chilenos le falta mucho para llegar al país desarrollado que muchos postulan y al que pocos sacarán provecho.

Lo grato es saber que fue corta la visita. Acumular vergüenza ajena puede dañar la autoestima.

martes, marzo 22, 2011

CUANDO...por MARTIN NIEMÖLLER




Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los judíos, no protesté, porque yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.

PRIMERO SE LLEVARON por BERTOLT BRECHT




Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó.

Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde.

MI HERMANO ERA AVIADOR por BERTOLT BRECHT




Mi hermano era un aviador
Un día le entregaron un mapa
El hizo sus maletas
Y viajó hacia el Sur.

Mi hermano es un conquistador
A nuestro pueblo le hace falta espacio
Y suelo y tierra para pelear,
es un antiguo sueño nuestro.


El espacio que mi hermano conquistó
Se halla en la Sierra del Guadarrama.
Es de un metro ochenta de largo
Por un metro cincuenta de hondo.

ESPAÑA por W.H. AUDEN



Ayer todo el pasado. El lenguaje de las medidas
Extendiéndose hasta la China por las rutas comerciales:
La difusión del ábaco y el cromlech;
Ayer el cálculo de la sombra en los climas soleados.
Ayer la tasación de seguros mediante fichas,
La labor del zahori; ayer la invención
De relojes y ruedas, la doma de caballos
Salvajes. Ayer el mundo agitado de los navegantes.
Ayer la abolición de hadas y gigantes,
La fortaleza avizorando el valle como un águila inmóvil,
La capilla erigida en el bosque;
Ayer el esculpido de ángeles y gárgolas alarmantes.
El juicio de herejes entre las columnas de piedra;
Ayer las disputas teológicas en las tabernas
Y la cura milagrosa en la fuente;
Ayer el aquelarre; pero hoy la lucha.
Ayer la instalación de dínamos y turbinas,
La construcción de ferrocarriles en el desierto colonial;
Ayer la lección magistral
Sobre el origen de la Humanidad. Pero hoy la lucha.
Ayer la creencia en el valor absoluto de Grecia,
La caída del telón tras la muerte de un héroe;
Ayer la veneración del crepúsculo
Y la adoración de los locos. Pero hoy la lucha.
Como susurra el poeta, sobrecogido entre los pinos,
donde la móvil cascada canta uniforme, o erguido
Sobre la grieta junto a la torre inclinada:
"Oh mi visión. O hazme llegar la suerte del marino."
Y el investigador escudriña a través de sus instrumentos
Las inhumanas regiones, el bacilo viril
O el enorme Júpiter gastado:
"mas ¿y las vidas de mis amigos? Yo pregunto. Pregunto."
Y los pobres, en sus habitáculos fríos, deshojando
II diario verspertino "Nos encontramos perdidos, oh
muéstranos
A la Historia capaz de actuar
Y organizarse, al Tiempo como un río de renovación".
Y las naciones combinan cada grito, invocando la vida
Que da forma al vientre individual y ordena
El terror nocturno particular:
"¿Acaso no fundaste la ciudad-estado de la esponja,
"No forjaste los vastos imperios militares del tiburón
Y del tigre, no estableciste el audaz cantón del petirrojo?"
Intervén. Oh desciende como una paloma o
Un papá furioso o un manso ingeniero, pero desciende."
Y la vida, si es que llega a contestar, responde con el corazón
Y los ojos y los pulmones, desde las tiendas y las plazas de la
ciudad:
"Oh no, yo no soy el motor;
Hoy no; ni en tu lugar. Para ti, soy el que siempre
Asiente, el amigo del bar, el pobre ingenuo;
Soy todo aquello que tú hagas. Soy tu propósito de ser
Bueno, tu historia chistosa.
Soy la voz de tus negocios. Soy tu matrimonio.
¿Qué propones? ¿Edificar la ciudad justa? Es mi deseo.
De acuerdo. ¿O es el pacto suicida, la muerte
Romántica? Muy bien, accedo, pues
Soy tu elección, tu decisión. Sí, soy España."
Muchos lo han oído en remotas penínsulas,
En llanuras somnolientas, en las raras islas del pescador
en el corrupto corazón de la ciudad,
Lo han oído y migrado como gaviotas o las simientes de una flor.
Se abrazaron como aves a los largos expresos que tambaleantes
Atraviesan las tierras injustas, cruzando la noche, el túnel
alpino
Pasaron a flote los océanos;
Superaron los puertos. Todos ellos ofrecieron sus vidas.
En ese cuadrado árido, ese fragmento amputado del África
De fuego, tan crudamente soldado a la inventiva Europa:
En esta meseta surcada por ríos,
Nuestros pensamientos sobran cuerpo; las sombras amenazantes de
nuestra fiebre
Tienen vida y precisión. Porque los temores que nos hicieron responder
Al anuncio médico y al folleto de cruceros invasores;
Y nuestros rostros, el uso establecido, el comercio, la ruina
Proyectan su codicia como el pelotón de fusilamiento y la bomba
Madrid es el corazón. Nuestros momentos de ternura florecen
Como la ambulancia y el saco de arena;
Nuestras horas de amistad hacia el ejército popular.
Mañana, quizás, el futuro. Las investigaciones sobre el cansancio
YDe todas las octavas de la radiación:
Mañana la ampliación de la consciencia mediante la respiración
y la dieta.
Mañana el redescubrimiento del amor romántico,
El fotografiar a los cuervos; toda diversión bajo
La sombra poderosa de la Libertad;
Mañana la hora del histrión y la del músico,
El hermoso rugido del coro bajo la bóveda;
Mañana el intercambio de ideas sobre la cría de terriers,
La ansiosa elección de dirigentes
Mediante el súbito bosque de manos. Pero hoy la lucha.
Mañana, para los jóvenes, los poetas explotando cual bombas
Los paseos junto al lago, las semanas en comunión perfecta;
Mañana las carreras de bicicletas
Atravesando los suburbios en tardes estivales. Pero hoy la lucha.
Hoy el incremento deliberado de las posibilidades de morir,
La aceptación consciente de culpa ante el asesinato necesario;
Hoy el desaste de energías
En el torpe panfleto efímero y el mitin aburrido.
Hoy el consuelo provisional: el pitillo compartido,
Los naipes a la luz de las velas, y el concierto birrioso,
Los chistes masculinos: hoy el abrazo
Nervioso y desabrido que precede a la herida.
Los astros están muertos. Los animales no nos contemplarán.
En esta hora nuestra estamos solos, y el tiempo es breve, y
La Historia a lo vencidos
Podrá compadecer, mas no prestar su ayuda o su perdón.
los movimientos de los empaquetadores; la exploración gradual

LA INSIGNIA por LEON FELIPE




... Hay dos Españas:
la de las formas
y la de las esencias.
La de las formas que se desgastan
y la de las esencias eternas.
La de las formas que mueren
y las de las esencias que comienzan a organizarse de nuevo

En la España de las formas desgastadas
estás los símbolos obliterados,
los ritos sin sentido,
los uniformes inflados,
las medallas sin leyendas,
los hombres huecos,
los cuerpos de serrín
el ritmo doméstico y sonámbulo,
las exégesis farisíacas,
el verso vano
y la oración muerta que van contando las avellanas horadadas
de los rosarios.
Dios, la fuerza creadora del mundo,
se ha ido de esa España
y todo se ha quedado sin substancia.
Nuestra morada nacional entonces
es una cueva donde ordena la avaricia,
y los privilegios de la avaricia.
Es la época de los raposos.
Y los pueblos de Historia tan pura como el nuestro
no son ya más que madrigueras
donde los raposos amontonan su rapiña.
En la España de las esencias que quieren organizarse de nuevo,
están las ráfagas primeras que mueven las entrañas nacionales,
los huracanes incontrolables que sacuden la substancia dormida,
la substancia prístina de que está hecho el árbol, y el cuerpo del hombre.
Y están también los terremotos que rompen la tierra,
desgarran la carne,
desbordan los ríos,
y las arterias de nuestra anatomía
para dar salida al espíritu encadenado
y mostrarle su camino hacia la renovación y hacia la luz.
Es la época de los héroes.
De los héroes contra los raposos.
Es la época en que todo se deforma y se resuelve;
las exégesis se cambian del revés,
los presagios de los grandes poetas se hacen realidad,
aparecen nuevos Cristos.
Y las viejas parábolas evangélicas se escapan de la ingenua
ni el soldado,
ni el artista,
ni el poeta siquiera, en su sentido ordinario importan nada.
Nuestro oficio no es nuestro destino.
Nuestra profesión no es lo substantivo.
No hay otro oficio no empleo que aquél que enseña al mozo a ser un
héroe
El hombre heroico es lo que cuenta.
El hombre ahí,
desnudo,
bajo la noche,
y frente al misterio;
con su tragedia a cuestas,
con su verdadera tragedia,
con su única tragedia.
La que surge
cuando preguntamos,
cuando gritamos en el viento:
¿Quién soy yo?
Y el viento no responde
y no responde nadie.
¿Quién soy yo?... Silencio... Silencio...
Ni un eco... ni un signo...
Silencio.
Para que grite conmigo, busco yo al rico y le digo:
deja tus riquezas y ven aquí a gritar.
Todas las lenguas en un grito único
y todas las manos en un ariete solo,
para derretir la noche
y echar de nosotros la sombra.
No hay dictaduras humanas.
Estrellas,
sólo estrellas,
estrellas dictadoras nos gobiernan.
Pero contra la dictadura de las estrellas,
la dictadura del heroísmo.
Y si las estrellas dicen:
siempre habrá pobres y ricos,
y el pez grande se come al chico;
contra la palabra de las estrellas,
el esfuerzo del heroísmo colectivo.
Para que grite conmigo contra los designios estelares busco yo al
hombre,
para que junte conmigo su angustia y la funda con la mía en
una sola voz, busco yo al hombre.
Esta es la exégesis heroica,
esta es la exégesis heroica, que tan bien le va al español,
al español revolucionario,
al comunista español,
al anarquista ibérico,
al anarquista angélico y adánico,
para quien la vida no es ni ha sido nunca

una cuestión de felicidad,
sino una cuestión de heroísmo.
Y su sangre,
esa sangre que está vertiendo ahora,
y la que ha vertido a través de la Historia,
no se puede medir con un criterio pragmático.
Esta es la exégesis heroica.
En cuanto se ha definido como doctrina
y ha adquirido posibilidades de realidad,
el mundo doméstico de los fariseos
y la avaricia de los raposos
se han vuelto furiosos contra ella.
Y ahora,
ahora no hay más que una lucha enconada entre dos clases de hombres:
la de los que quieren seguir la curva lírica de esta parábola en el cielo,
hasta sus últimas posibles realidades,
hasta verla caer, en la tierra y moverse aún, abriéndole caminos
nuevos al hombre por la Historia....
y la de los que aseguran que interpretar así la parábola es una blasfemia
y una herejía.
Somos los viejos herejes del mundo,
contra los eternos fariseos,
contra los raposos que amontonan la rapiña detrás de las puertas.
Y no buscamos la felicidad.
Camaradas,
españoles revolucionarios,
comunistas ibéricos,
anarquistas adánicos y angélicos,
un día
tendremos ya pan y ocio,
y ya no habrá hambre ni prisas en el mundo.
Pero no seremos felices tampoco.
No hay posadas de felicidad
ni de descanso.
Se va siempre por un camino heroico hacia la dignidad y la
/superación de la vida.
Se cambiarán de sitio nuestras llagas,
nos dolerá otra carne,
y de sierras más frías bajará nuestro llanto.
Un día,
aquél mendigo chino
ya no estará a la puerta del hotel
golpeando allí por una rebanada de pan,
estará en la pirámide,
en la giba más alta de la Sierra Madre,
golpeando en el cielo,
en la puerta del cielo,
en el pecho de Dios,
por una rebanada de luz.
Esta es mi palabra.
Y la tuya también.
La vieja palabra de todos los poetas del mundo,
de todos los poetas del mundo,
(con el signo épico y activo que aquí hemos dado a la palabra
y al oficio).
No es la palabra de los demagogos
¿Soy yo un demagogo?
Yo no hablo a los españoles de felicidad,
sino de heroísmo.
Y digo también:
yo no conozco a los hombres
ni al restaurante
ni a la biblioteca
ni a la Bolsa...
Los llevo hacia esas cumbres altas.

LA VERDAD EN LOS SERES HUMANOS por ERNESTO SABATO



(FRAGMENTO DE SOBRE HEROES Y TUMBAS)

Mientras pensaba en aquella frase que una vez le había dicho Jeannette: "L'amour c'est une persone qui soiffre et une autre qui s'enmerde." Y recordaba, observador de desdichados como era, aquella pareja un día en la penumbra de un café, en un rincón solitario, el hombre demacrado, sin afeitar, sufriente, leyendo, releyendo por centésima vez una carta —seguramente de ella—, recriminando, poniendo el absurdo papel de testimonio de vaya saber qué compromisos o promesas; mientras ella, en los momentos en que él se concentraba encarnizadamente en alguna frase de la carta, miraba el reloj y bostezaba.

Y como Martín le preguntó si entre dos seres que se quieren no debe ser todo nítido, todo transparente y edificado sobre la verdad, Bruno respondió que la verdad
no se puede decir casi nunca cuando se trata de seres humanos, puesto que sólo "sirve para producir dolor, tristeza" y destrucción. Agregando que siempre había
alentado el proyecto ("pero yo soy nada más que eso: un hombre de puros proyectos", agregó sonriendo con tímido sarcasmo), había alentado el proyecto de escribir una novela o una obra de teatro sobre eso: la historia de un muchacho que se propone decir siempre la verdad, siempre, cueste lo que cueste. Desde luego, siembra la
destrucción, el horror y la muerte a su paso. Hasta terminar con su propia destrucción, con su propia muerte.
—Entonces hay que mentir —adujo Martín con amargura
-—Digo que no siempre se puede decir la verdad. En rigor, casi nunca.
—¿ Mentiras por omisión ?
—Algo de eso —replicó Bruno, observándolo de costado, temeroso de herirlo.
—Así que no cree en la verdad.
—Creo que la verdad está bien en las matemáticas, en la química, en la filosofía, No en la vida. En la vida es más importante la ilusión, la imaginación, el deseo,la esperanza Además ¿ sabemos acaso lo que es la verdad ?
Si yo le digo que aquel trozo de ventana es azul, digo una verdad. Pero es una verdad parcial, y por lo tanto una especie de mentira. Porque ese trozo de ventana no
está solo, está en una casa, en una ciudad, en un paisaje. Está rodeado del gris de ese muro de cemento, del azul claro de este cielo, de aquellas nubes alargadas, de
infinitas cosas más. Y si no digo todo, absolutamente todo, estoy mintiendo. Pero decir todo es imposible, aun en este caso de la ventana, de un simple trozo de la
realidad física, de la simple realidad física. La realidad es infinita y además infinitamente matizada, y si me olvido de un solo matiz ya estoy mintiendo. Ahora, imagínese lo que es la realidad de los seres humanos, con sus complicaciones y recovecos, contradicciones y además cambiantes. Porque cambia a cada instante que
pasa, y lo_que éramos hace un momento no lo somos más. ¿Somos, acaso, siempre la misma persona? ¿Tenemos, acaso, siempre los mismos sentimientos?
puede querer a alguien y de pronto desestimarlo y hasta detestarlo. Y si cuando lo desestimamos cometemos el error de decírselo, eso es unaverdad, pero una verdad
momentánea, que no será más verdad dentro de una hora o al otro día, o en otras circunstancias. Y en cambio el ser a quien se la decimos creerá que ésa la verdad, la verdad para siempre y desde siempre, y se hundirá en la desesperación.

viernes, marzo 18, 2011

EL POETA ES UN OBRERO por VLADIMIR MAIAKOVSKI



Se le ladra al poeta:

«¡Quisiera verte con un torno!

¿Qué, versos? ¿Esas pamplinas?

¡Y cuando llaman al trabajo, te haces el sordo!»

Sin embargo

es posible que nadie

ponga tanto ahínco en la tarea

como nosotros.

Yo mismo soy una fábrica.

Y si bien me faltan chimeneas,

esto quiere decir

que más coraje me cuesta serlo.

Sé muy bien

que no gustáis de frases vacías.

Cuando aserráis la madera, es para hacer leños.

Pero nosotros

qué somos sino ebanistas

que trabajan el leño de la cabeza humana.

Por supuesto

que pescar es cosa respetable. Echar las redes.

¿Quién sabe? ¡Tal vez un esturión!

Pero el trabajo del poeta es más beneficioso:

la pesca de hombres vivos, esto es lo mejor.

Enorme, ardiente es el trabajo en los altos hornos,

donde se forma el hierro chisporroteante.

¿Pero quién

se atrevería a llamarnos holgazanes?

Nosotros bruñimos las mentes con áspera lengua.

¿Quién es más aquí?

¿El poeta o el técnico

que procura a los hombres

tantas ventajas prácticas? Los dos.

Los corazones son también motores.

El alma es también fuerza motriz.

Somos iguales.

Camaradas de la clase trabajadora.

Proletarios del cuerpo y del espíritu.

Solamente unidos

solamente juntos podremos engalanar el universo,

acelerar el ritmo de su marcha.

Ante una oleada de palabras, levantemos un dique.

¡Manos a la obra!

¡Al trabajo, nuevo y vivo!

Y a los que discursean

que se les mande al molino.

¡Para que el agua de sus discursos haga girar sus aspas!

PARQUE DE BOMBEROS por CHARLES BUKOWSKI



Para Jane, con amor



nos fuimos del bar

porque ya no teníamos dinero

pero teníamos un par de botellas de vino en la habitación.

eran alrededor de las 4 de la tarde y pasamos por un parque de bomberos y ella comenzó a enloquecer:

«¡un PARQUE DE BOMBEROS! ¡ay, me encantan los coches de BOMBEROS, son tan rojos y tal! ¡entremos!»

la seguí

«¡COCHES DE BOMBEROS!», gritó bamboleando su enorme trasero.

intentaba ya trepar a

uno, la falda arremangada hasta la

cintura, para subir de un salto al

asiento.

«¡espere, espere, déjeme ayudarla!», dijo un bombero corriendo hacia ella.

otro bombero se acercó

a mí: «los visitantes siempre son bienvenidos», me dijo.

el otro tipo había subido al asiento con ella,
«¿tiene una de esas cosas enormes?», preguntó ella,
«¡ah, ja ja ja! ¡quiero decir uno de esos cascos enormes!»

«también tengo un casco grande», le contestó él.

«¡ah, ja ja ja!»

«¿juegas a las cartas?», le pregunté a mi bombero. Yo tenía 43 centavos y me sobraba el tiempo.

«pasa al fondo»,

me dijo, «por supuesto que no jugamos dinero.

va contra el

reglamento.»

«comprendo», le dije.

mis 43 centavos habían aumentado a un dólar noventa

cuando vi que ella subía al piso de arriba con su bombero.

«va a enseñarme los dormitorios», me dijo.

«comprendo», contesté.

cuando su bombero se deslizó barra abajo diez minutos después le hice un gesto con la cabeza para que se acercara.

«me debes 5 dólares por eso.»

«¿5 dólares por eso?»

«no queremos un escándalo,

¿verdad? los dos podríamos perder nuestros

empleos, aunque yo no

tengo trabajo.»

me dio los 5.

«siéntate, puede que los recuperes.»

«¿a qué jugáis?» «al blackjack.»

«apostar va contra el reglamento.»

«como todo lo bueno; además, ¿ves algún dinero sobre la mesa?» se sentó.

ahora éramos 5.

«¿qué tal estuvo, Harry?», le preguntó alguien.

«no estuvo mal, no estuvo mal.»

el otro se fue escaleras arriba.

jugaban realmente mal.

no se preocupaban por recordar

las cartas, no sabían si quedaban cartas

altas o bajas y, sobre todo, siempre se pasaban,

nunca se paraban

a tiempo.

cuando el otro tipo bajó me dio un billete de cinco.

«¿qué tal te fue, Marty?» «no estuvo mal, sabe... moverse»

«¡carta!», dije,

«una chica limpia y simpática, yo también la he probado.»

nadie dijo nada.

«¿algún incendio grande últimamente?»,

pregunté.

«na, poca cosa.»

«necesitáis un poco de ejercicio, chicos, ¡otra carta!»

un muchachote pelirrojo que había estado sacando brillo a un camión tiró el trapo y subió las escaleras.

cuando bajó me tiró un billete de cinco.

cuando el 4.° tipo bajó le di 3 billetes de cinco y él me dio uno de veinte.

no sé cuántos bomberos

había en el edificio o dónde

estaban, supongo que alguno se me escapó

pero yo me lo tomé

deportivamente.

fuera estaba oscureciendo cuando sonó la alarma.

empezaron a correr de un lado a otro, los chicos bajaban deslizándose por la barra.

entonces bajó ella deslizándose por la

barra, era buena en la

barra, una mujer de verdad, toda agallas

y

culo.

«vámonos», le dije.

ella se quedó allí de pie, diciendo adiós con la mano a los bomberos, pero a ellos ya no parecía interesarles.

«volvamos al bar», le dije.

«eh, ¿tienes dinero?»

«encontré un poco que no sabía que tenía...»

nos sentamos al final de la barra con unos whiskies y después cerveza, «sí que necesito un buen descanso.»

«claro, nena, necesitas descansar.»

«¡mira cómo me mira ese marinero! debe de pensar que soy... una...»

«na, no piensa eso. tranquila, tú tienes

estilo, un gran estilo, a veces me recuerdas a una

cantante de ópera, ya sabes, una de esas prima donnas.

se te nota el estilo en todo.

bébete la copa.»

pedí 2 más.

«sabes, papi, tú eres el único hombre que AMO,

¡me refiero al verdadero... AMOR! ¿lo sabes?»

«claro que lo sé. a veces me siento

como un rey a pesar de todo.»

«sí, sí. a eso me refiero, algo así.»

tuve que ir al servicio, cuando regresé

el marinero estaba sentado en mi sitio

ella le había pasado una pierna por encima y

él hablaba.

pasé por delante de ellos y me puse ,

a jugar a los dardos con

Harry el Caballo y el chico

que vendía periódicos en la esquina.

SANCHO ROJAS, CAPITÁN DEL SUR, DEFINE LOS ACTOS MÁGICOS por PABLO DE ROKHA




Todos están muertos, entre las sardinas y el sebo y las palomas y el
vino inmortal de los barrios, les corre un río enorme, desde los ojos a la boca, errante, y lloran, por el último botón de los viejos chalecos, la bandera descolorida y el dios de las botellas y las monedas, solos.

Por muñones sangrientos, por fantasmas acometido,

acorralado, acuchillado, acogotado, asesinado, pisoteado, eliminado, despedazado, con el bastón y el infierno del cerebro, ¡oh! infeliz,

mordido por asnos irreligiosos y aventureros, sin cabeza, entre su gran musculatura, y besos de muerto florecidos de espantosos caracoles.

Tu país naufragó, y tu vasija de llanto y tu columna,

vas a esperar sentado la fundación del mundo Sancho Rojas, y el derrumbe de

todas las tinieblas, el instante de acometerte furiosamente.

Talca, rodeada de piedra, de un clan de angustia y piedra, rodeada de

amarillo y de espanto, rodeada de horroroso, pelos y huesos de antepasado que está de espaldas, comiéndose una cadena rota, cucharas y dentistas y maletas y bultos de loco y cinturones, espantables, que
persiguen a antiguas ranas de esplendor, angustioso sol con hierro clamando, y dentadura de vidrio de siglos, espantajos de esqueleto jubilado y mariscos, que vivían en pies de náufragos, y

pálidos hombres de hambre, fragante a horror genital y águilas, soledad a inmortalidad, tan moribunda, el metal y el orín del amor, que es tiempo y corona de mitos...

¿Qué terrible traje de familia, y su macabra y desnuda lección de horror, y qué piojo subversivo y pesimista, lleno de lenguas de fuego, remontando l.i

historia, a caballo en su desesperación, mientras la lluvia saluda, enarbolando su último adiós,
desde las negras bodegas, en donde las costumbres le cosen una gran mortaja de naranjos tronchados y violetas al sol!...

Ruinoso amor deshecho, en el cual estaban las colegialas desnudas,

levantándose los vestidos con tallitos de heliotropo, y había un cigarrillo apagado, en el pecho de un muerto, que tenía raíces de tigre degollado,

más atrás, una gran pieza de conventillo, con la laguna del Señor adentro, con

altos caballos y buitres furiosos asaltando a una muchacha, a la orilla de la provincia, lá mujer abierta

y circulada de toros y choclos de sangre, con rojos óleos, medio a medio de los cuernos,

de los cuales el grande y negro era yo, antaño, encadenado, con mi cinturón de animales, en aquel ramaje esplendoroso, rojo de potros y yeguas, pastando oro con ópalos, en aquel territorio del firmamento verde,

y, adentro de aquellos tiempos de fusil,

el joven salvaje y provinciano, y su chaleco de piedra, y su terror y su puñal y su

pasión, buscando su hembra, tú la niña nacida en un temporal de bayonetas.

Sí, temerario Sancho, sí, arbitrario comedor de entrañas y guitarras de esmeralda,

moriste, Sancho Rojas, y caminas, muerto, de aquel paisaje gigante, de cuero de

lagar de hierro de ciudad, cuadrada y furiosa, muerto, entre todos los tuyos, que humean en la eternidad, arañándose, muerto, entre los espejos muertos, la maletas muertas, los pellejos muertos, muerto y muerto, definitivamente.

De ti emerge la soledad, levantándose por encima de las montañas, la
soledad que es un sudario raído y piojento; contigo se hunde el orbe antiguo y su cuchillo de puta de patíbulo, acosado de héroes degollados, en la noche de la muerte, y, que aun gritarán, con la lengua afuera, por los siglos de los siglos, arrastrando las tripas cortadas,

y tu bramido feroz posee la realidad espantosa de lo que no existe; el terror te corroe y, mientras hay una sandía sin camisa, allí, en donde relincharon las mandíbulas, y un escorpión en el hueco del sexo, tu esqueleto
golpea las tinieblas ..... la gran hacha que heredaste de tus antepasados
cabrones

levantando el «polvo de los siglos», la puerta helada de la humedad, en donde reside y adquiere significado lo que no existió nunca, el saco de llanto de los adioses; tu animal se baña en la garganta de todas las palabras,

tus trancos tenaces rajan las tablas de la obscuridad , abriendo su potrero

tremendo, a todas las bestias de lo absoluto, de Oriente a Poniente, y la unanimidad rodea tu presencia fuerte; la carcajada de la mañana americana perfuma tus látigos, bañados en aceite de pescado.

comes cerdos y banderas y ranas y botellas y piojos,

o un gran buey decente, que parece obispo o notario y capón de faisán o pavo

maricón o ganso, o santo, o pato, o gallino con alcohol de prostituta; el atardecer del romanticismo te ofrece cien mujeres en una carreta blanca.

Deslumbrador y terrible, arrasador de las cabezas de los difuntos, Sancho Rojas, los murciélagos de tu aldea tienen bramidos de espadas antiguas,

en las polvorosas panoplias; tu voz galopa, a horcajadas, sobre un león muerto,

y eres un soldado de plata y piedra, con ojos vacíos, que posee un canasto de calaveras,

colgado a la majestad del esqueleto, brillando

en la antigüedad horrorosa, en la cual apaga la vela de los siglos un fantasma con su espada,

que relampaguea entre azucenas extranjeras;

muchacho de provincias, tremendamente crecido de acacias y puñales,

en ti se levanta el clamor de los muertos,

con la gran lágrima estrangulada en la garganta.

Todos van solos, y el alacrán les patea la cabeza;

una hermosa vaca de ébano pare en la fosa común un niño de vidrio que se pone

a llorar horrorosamente, y se pone a bramar como un cerro, con lengua inmensa,

en el instante en que lame el ave descabezada el farol del mundo y su humo oliente;

sí, forzados, encadenados, presidiarios del dolor, terrosos,

nos vamos nosotros a nosotros, tremendamente acometiendo, mordiéndonos,

hiriéndonos, comiéndonos las visceras crudas; y es el alcohol del corazón, esta gran bandera de barro, que patalea en las vihuelas;

entre caras de luto y sexos muertos, flecos de perro, quesos necios, Ah! palanca desamparada, llorando
las inmensas yeguas sufren junto a los brutos,

suspiran los catres toda la historia, y los braseros y las tinajas se estremecen de

sollozos, contra la luna vacía de hogaño, grita el polvo a la espalda, el sol se derrumba, desesperado, en las botellas, y la voz de Dios aparece debajo de los guardapolvos, la voz de Dios, que es un

ataúd degollado; a cincuenta leguas de mi, todo lo mismo,

criatura de cabellera, que es un país lejapo, un país de piel de viñedo muy

precioso y universal, un país con tantos pájaros como cánticos, sólo tú, como saliendo de adentro de aquello, que me define; pero, tejados y ganados, todo lo remoto que tienen las costumbres, todo lo remoto,

todo lo remoto, que es la voluntad de este presente tan pretérito; volantín de amor, en mundo de lluvia, cantando los cantos mojados y desplumados de Pelarco;

se destiñe el mar, y el canto de los naufragios emerge,

absoluto, unilateral, espantoso, manejando su tonada de esqueletos.

Desde tu muerte, un águila, yo mismo mordiendo tu cadáver, bramo, porque tu nombre, Sancho Rojas, enarbolado lo llevaron los abogados, los astrónomos, los pederastas, los fotógrafos, los boticarios, los policías y los jueces, los onanistas y los reyes, los vagabundos, los presidiarios, las marineros, los presidentes, los poetas, los sacerdotes, y los marra nos amancebados del régimen, los viejos putos lesos que comen dioses, así tenía que matarte, porque tenía que matarte, y te maté, para que rugiese,

eternamente, Pablo de Rokha; muerto, ¡oh! muchacho de hierro, atardeció tu parentela de petates y tías de guindado, de totora, de pigüelo y onomástico, y el velón de pasión, siempre a la orilla de los cementerios, tú y tus borracheras, con poncho hediondo y tu causeo de difuntos, en el Maule, tu montura de pellejo de fantasma, en la cual iba la cuchilla desesperada del Inquisidor Loyola, echando infierno por las narices.

Como ella fluía esa columna de sol, que poseen las mujeres de ojos negros,

y una gran lluvia obscura le caía desde la cabellera, sobre el azúcar del pie y su campana de oro,

tú, pequeño macho talquino, te suicidaste en mi corazón, terriblemente; ¡ol amigo crepuscular, ¡oh! hermano furioso, tremendo, maldito entre los

hombres y los héroes,
cómo tu sueño te asesinó con su volumen,

ahora que tiene figura de catafalco todo lo humano y estalla todo lo pasado.

Contra ti sollozo, acariciando mi aeroplano doméstico, con látigos santos

de sal quemada y dolorosa, te culpo de existir, como el ataúd a su madre,

me corto y me como la lengua, en tres grandes mitades de hechicería y sacrificio espantoso;

eres mi sombra, maldito, y lo que adentro de ella se canta, eternamente, horriblemente, la desbarrajada voz de todos los siglos derrumbándose, con sonido, y el grito del muerto inútil, que arde.

Extrapotente animal de Dios, te crecieron las edades desaparecidas en la

cuchillada del cerebro un tiburón de alquitrán, ardiendo, meneaba su cabeza de comerciante en ataúdes, enterrado en el barro santo de lo prehistórico, que en ti ladraba,

y grandes helechos blandían un garrote de piedra, moviendo la cola y rugiendo; una gran manada de monos criabas en los sobacos, alimentándolos con vino

ardido y grandes rifles verdes, ¡oh! provinciano estrafalario, tu catre de puñales y murciélagos navega a velas desplegadas, por las vías públicas del siglo timoneado por tu cadáver.

Relumbra en ti la magia sagrada del chuncho de vidrio, y la momia que

besa al antiguo dios, vendido como esclavo, la magia de las espadas en las panoplias ensangrentadas, y las palabras del moribundo,

la magia de la herradura de la lotería, cuando un gato de soldado se levanta desde la lámpara matemática, prediciendo lo pasado o resucitando el Apocalipsis, en sirio-caldeo; cantaban las arañas del carbón en tu vihuela,

olor a siglos y a edad gutural de catástrofes, circulaba tus pantalones, de

aceite bramante y arruinado, y un bienestar amarillo, los patíbulos físicos de tus ilusiones cubría.

Truenos y rayos estallaban en tu pecho de perro,

y aún recoges toda la fuerza dispersa en los fenómenos de la naturaleza, cruzados los brazos sobre el abdomen, en donde murió la paloma; pero ya nunca más cantarás, ensangrentándote el pellejo de emoción y poesía.
como cuando estabas tú asesinado por ti mismo.

e ibas cruzando las murallas, en las que el tiempo puso a orear la cabellera. Sancho Rojas, matador de Sancho Rojas, ¡oh! epicúreo,

¡oh! sol, ¡oh! marrano enamorado de las alcantarillas o del pie de las jóvenes diosas,

que tienen un racimo de uvas en el vientre;

estás y no estás, y tu sombra terrible cruza, creando y aleteando, en la obscuridad de los átomos,

aterrorizando los cementerios, los despoblados, los conventillos, las leguas difuntas,

espantando, tronchando, arruinando los tejados, en donde escribe el alacrán su canto a la grandeza del Señor de los Ejércitos.

El caballo de madera bebió todo el vino del mundo,

y un pájaro boreal, la soledad del año picotea o azota y humilla con su sable, la mujer desnuda, sin embargo de estar desnuda, está helada; una enorme hoja de otoño pone su huevo de oro, y llora, porque le mataron todos los hijos;

don Ignacio , don Celedonio, don Jacinto, don Juan Zamora,

ya no van a tomar chicha bendita, con charqui asado, en la pianola de

María Rosalba, cuando los paraguas parecen banderas de naufragio, porque todos están sin boca, callados y podridos en el estómago del pretérito.

Es inútil bramar con la lengua afuera, como una maleta, con la lengua afuera, como una carreta, que le aúlla al atardecer, ahorcando en las montañas,

porque no sacamos nada con cortarnos la cabeza y tirársela a los leones. Hay una claridad mágica y enigmática,

porque estamos adentro de un vidrio, y el tiempo está parado, frente a frente a

nosotros, leyendo su libro cerrado, y es la hora que no empezó ni terminó jamás en el mundo; de repente, desaparece el sentido de la naturaleza y todo está en presente, y

está en terrible inactualidad, estallando su dinamita; el león del horror se asoma a la misma orilla del universo, todo lo que somos, lo que seremos, lo que fuimos, se nos presenta, horriblemente, tremendamente, con pavor velludo, desmuelado, horrendo, astronómico, y el vacío, abriendo el hocico, ladra, amenazándonos,

desde el origen de la edad, el caos rugiente, y el principio de todas las cosas;

un callejón con una vela en la punía,

y, en la punta, un dios asesinado nos ataca furiosamente, moviendo la cola y las orejas de la cola;

lo problemático naufragó, emerge el destino con los brazos cortados, tropezando en su muleta, tropezando entre el paisaje de horcas y cuervos, que se insultan mutuamente, tropezando en la muerte, que viene rugiendo,

en el olor sexual del lenguaje, su relámpago y su bramido de océano,

la vida se ha parado en la vida, a definir la vida, y lo perecedero, porque lloran

todas las frutas, la caída del sol, y moriremos en funerarios lagares;

Sancho Rojas va solo y muerto, por la eternidad, caminando con la cabeza entre los dientes;

desgarro los ijares de mi caballo de piedra, con las rodajas incendiadas, pero lo sujeto frente al agujero tremendo del infierno,

en el cual bufa un culebrón, en cuya frente lleva escrito: «todas las cosas tienen

la cara en la luz y la espalda en la sombra»; cuatrocientos presidiarios amarillos tocan «La Marcha Fúnebre», de Chopin, en el crepúsculo,

y la soledad truena en la tarde, vestida de solemne negro de muerto, con

banderas de pellejo de señora viuda en las pupilas; todo es como todo y todo, indescriptible, colosal, tremendo, funeral, con gestos siniestros de perro, a cuyas orejas converge un escuadrón de piojos;

va la estampa del primer hombre, con un dios atravesado en las mandíbulas,

arrastrando a la primera mujer desnuda, horrorizado, huyendo del primer incendio en el primer día de la madera; el sol es un joven idiota, guiado por un anciano;

truenan las cavernas, pobladas de hilachas de fantasmas, porque las penetró lo

sagrado y el terror de lo sagrado horroroso, y un atardecer gutural troncha el lenguaje;

sí, el tiempo es redondo y agusanado, gran leyenda con fuego adentro de las palomas;

no hay posibilidad alguna en aquella noche bravia;

el bienestar de la legumbre y la marquesa de caoba de poema, desaparecieron, entre los muertos imperios...

Arañando las rendijas de la aldea, cantan las diucas clásicas de las

trasnochadas y las remoliendas las diucas y las putas y el alcohol negro, de muerto de pueblo, los vocablos parchados de dolor, usados como corcho loco, el desabrimiento
funeral de la provincia, un bastón paternal maldiciendo el esqueleto del bisabuelo, aquí, demostrándonos el atardecer,

([ue somos lo errado y lo melancólico, la forma raída, las telarañas del paraguas

del murciélago, que fue juez en aquel invierno, sangre triste, besos viejos, hombre chegre, que ruge, terrible, a la sombra (lilas últimas bayonetas de dios, a cabezazos con el destino, agonizando.

Estallan las fogatas y las callampas, en el Sinaí de los ídolos,

mis zapatos beben la sangre de los degollados antepasados, enyugados al vino

genital de los sacrificios, tórridamente, y en la ceniza lloran las castañas;

a resina sacrificada, el pantalón de mayo huele, y a tinaja, que posee pechos de niña, polvo de mundos, el finado anochecer levanta,

sobre el cogote del sol herido, baila un gran cardenal idólatra la danza

macabra del adiós de los difuntos, y el mar, vestido de sombrío, ejecuta "La Sintonía Heroica".

Proclama el fin del mundo un viento de cuero, con ojos helados y lúgumbres, (¡ue

pasa, gritando el hambre de todos los pueblos, mordiéndose los costillares obreros, con su látigo de patrón animal, enllantado

de cristianismo, y las criaturas degolladas buscan la cabeza en los cuarteles, por el pan y la libertad peleando, entre los sembrados desventurados, contra

lugares y trigales, mientras la gran figura roja, bramando, alza su jarra de vino, y la derrama siglo a siglo, sobre la humanidad, tendida, de espaldas, con la boca abierta...

los cuatro caballos dirigen la palabra a la multitud-

Medio a medio de la eternidad, ladra un perro crucificado, y una niña muerta le hace cosquilla en las verijas con su ramita de sociedad... Hay una culebra de oro enroscándose a mis rodillas,

porque mi paleto de Clase-Media, se va hundiendo en los precipicios

infinitos, que se rascan la pobreza en los extramuros, con una gran cuchara de alambre azul...

¡Hacia la tumba caminamos, con la muerte adentro de la boca!... Por los desiertos, sí, con los atados de dios a la espalda;
¡y un día seremos horrorosamente barridos de la memoria de los hombres!...

He ahí, entonces, cómo el monstruo de corcho se come los retratos... Y asalta las casas, la soledad, apuntando su carabina sobre las despavoridas familias...

Cuando los borrachos aran los barrios con los colmillos...

Soy los últimos saldos del apellido polvoriento y la vieja tienda abandonada en la aldea.

el atroz diploma del muerto y su azahar espantoso,

el espantoso catre de bronce, manoseado en los embargos de la casa vacía, y el

rifle y el álbum y el sable funeral de «los venidos a menos», el coronel, polvoroso y derruido, entre sillas de Viena, reumáticas, el terrible piano, tan negro de óperas, en el cual falleció la señorita tuberculosa, que escupía poesía,

el honor de las familias alimentadas con antiguos huesos de jubilación y deudas, la violeta de la miseria, que crece debajo de los antepasados, echándose versos

de tiempo en la carita, el bastón del siútico, cuando suena a canilla de tinterillo moribundo, el novio de la niña antigua, florida en su caja de sardinas, en la cual hay una

maleta de viaje, lo pretérito del petróleo subterráneo o del funeral glorioso...

Tu pantalón sobrenatural, Sancho Rojas,

la vida mágica de tu pelo de ciego, en el cual brillaban las cadenas del corazón

egipcio o hebreo, y se suicidaban las águilas, tu ataúd amarillo

empuña en mi padecer su escorpión rojo y negro, atravesando el mar

atravesando el desierto sacerdotal de la Mesopotamia.

Sin embargo, la primera canción de ojos negros y ternura de moneda desaparecida,

terciopelo entre sandías y manzanas, botella de recuerdos, sobre recuerdos,

deshojándose, como el entierro de una cigarra, arde en veinte leones, canta gran desnuda aquí, fijando

los naranjos maravillosos de la juventud que se desploma, haciendo enorme estruendo;

sí, como corriendo adentro de un aro de plata,

arrancándose del atardecer, que exprime su dentadura de calavera, cutre sonatas podridas,
rasga su sonrisa, olorosa a cama conyugal;

su pecho huele a estrella, como la primera vez que la desnudé, como la primera

invocación a la inmortalidad, que entonan las recién casadas,

y, en este derrumbe de huesos y guitarras y familias y vinos tenaces, como el

funeral del mundo, su cabeza de ceniza eminente recuerda la negrura de antaño, el adolescente grito de niña, que se desnuda entre naranjas y lagunas.

Murió la Chepita, el rucio Caroca, la Lupercia, murió el conductor Andrade,

murió el cura Gómez, el compadre Labra, el Chucho Pérez y don Juan de Dios

Alvarado, murió mi padre y murió mi madre, murió el quinto de nuestros hijos Tomás, y todos los abuelos, y si reuniéramos los esqueletos y los quemáramos, aparecería una gran cara helada, que sería yo mismo.

El elemento milenario y la agresividad horrorosa de la víbora y la máscara creciendo en los murciélagos despavoridos de los sarcófagos, y su voz de vidrios y mitos, la magia macabra, que irradia el sexo de los números,

el siete y el trece de la abracadabra, la hechicera de las yerbas de las ruinas

y los sepulcros, y el sol crucificado en la uña de la Gran Bestia, el resplandor hipnótico de la sangre sagrada de los ópalos, la piedra sangrienta de esclavitud, de las Pirámides, mordiendo los dos sexos abiertos de la Esfinge, que tiene una gran garra en el hocico y un eunuco preñado en el vientre, el hachazo de lo santo, bramando en los manicomios y los cementerios, o en el dios antropófago de la Custodia, a quien devora el sacerdote, los ojos rojos de los zapatos abandonados en el copretérito de las polvorosas borracheras provincianas, y su cardumen de océanos de petróleos, que enarbola la bandera de la ausencia hipotética, esa araña negra del horóscopo, que ruge debajo del catre, como el cachorro de una vaca de piedra, y la domesticidad inmortal del huaco de pinacoteca, que es un viejo dios emputecido, el tonto de palo santo, que aúlla en pelotas, en el estómago del astrónomo, del teósofo, del astrólogo, del alquimista y del curandero, o de la vieja ramera, ya cabrona, echando azufre sagrado sobre la comunidad sangrienta, desnuda y de rodillas, el brebaje clandestino y religioso, que la bruja se extrae de la vulva con la cuchara de un dolmen arcaico,
el hogar furioso del falsificador de monedas, del jefe de tribu gitana, del hipnotizador y del capitán de asesinos, con su arboleda de puñales y ladrones, sin taparrabo, a la impiedad de la noche tremenda, el acordeón azul y feliz del anormal, que apuñalea con las ideas, el alcohol de terror y clamor inmortal, y la luna partida del esquizofrénico, que

está con la horrenda cabeza abierta, gritando, el perro cerdo del neurótico, el asno chancho del histérico, con los demonios cohabitando,

el íncubo del místico, que posee una gran cadena de corcho, con la cual amarra de la jeta de la lengua a los súcubos, para que no se copulen al ArzobispodeAlejandría, los piojos divinos y enfurecidos de la santa, preñada por el sapo gordo y coco del convento,

la oblicuidad permanente del invertido, y el atardecer que le llamea el culo, como cuando la empleada está secando los platos de loza, (masturbadores-homosexuales, tirando los carros de dios sobre la historia, santos, héroes, genios, delirantes -paranoicos-anormales- héroes, hirviendo en sangre, mugrientos, y en divinidad , y mierda santa crucificados), el espejo negro del infierno, medio a medio del medio a medio del siglo once,

rugiendo los milenios, el silbido de alucinación de la cobra sagrada y el maricón divino de Ceylán, y los triángulos trágicos del mexicano , los círculos del boliviano, la llamarada blanco y negro del araucano amarillo, el hierático, el caliente, el dramático hipo de cópula de «La Pantera Siria», la atracción trascendental del precipicio, que comienza en lo infinito y termina

en los ojos de los muertos anónimos, la botella y la baraja, horadando la noche capada,
el escorpión de los adúlteros, que es el animal de las letrinas y los pantanos y las lagunas desamparadas, y tiene un ojo en un pecho, que parece tubo o gusano, la cara maldita del gran poeta, que escupe sol y naranjas maduras, la universalidad del crimen del astro del triste atardecer, en el que se ahorcó el último de los leones, y el culto de los prepucios, la gran copa hinchada de sangre, el degüello del Cordero en el Sacrificio de la Santa Misa, el índice de la viuda tremenda, cuyos pechos son como sembrados de balas, la polilla de las verijas del Espíritu Santo, cuando más santo más parecido a una bacinica o una poesía, o a un dios-sol asesino, arando los escombros de lo arcaico,

los pingajos de los retratos de los antepasados, eructando sus comistrajos sentimentales,

la antigua voz de los caballos, asesinados por el Arcángel de las inmensas
batallas, y el animal esotérico de las iglesias, la canción trizada y maldita de los masturbadores sagrados, la ojera neutra de la pollera del sodomita, y el culebrón de alcanfor negro del

pederasta, investigando lo absoluto, y la unidad, en sus traseros, las cinco ciudades, llorando las cinco mujeres, violadas por setenta degenerados, los moluscos petrificados y viciosos, amándose a tres millones de años de la

existencia, entre olor de siglos y mundos que se desgancharon, anocheciendo, la risa sombría de la silla, y el espectro de cerebro, que se sienta en ella,

todo lo macabro, que contiene el pellejo tenebroso del brasero tremendo, sobre

el petate de las abuelas, frente al águila de plata, la fijación patética del coleccionista de alpargatas o de cabelleras de soldado, la joroba, la sal maldita, la sotana, los pergaminos y los crucifijos apolillados

de las viejas prostitutas muertas y los idiotas, la droga de la meica peluda y el gallo negro del Esculapio de Sócrates, el espanto del marrano del Carnaval y los sábados, asesinados, entre dos

palos quebrados, en cruz, por un gusano, la baba trágica del iluminado, que descubre lo divino en la epilepsia, buscando el uno del uno,

el tic funeral de los gallos de los pueblos absurdos, cuando braman, a mediano che, que se están ahogando en la eternidad, y están desnudos y podridos en el fondo de las épocas, el vestón del abogado, el bastón del presidiario, los dos con ojo vaciados y horrorizados,

la ollita en donde, eternamente, come el muerto de las razas primarias, y cuya gran figura va a recordar un dios con los testículos hinchados de sagrado vino, y el pene hirviente, como la ostra de la diosa, a todo lo alto y lo ancho de la divinidad, enarbolado, entre sahumerios y cocimientos, el terror-horror con que aúlla el ensangrentado altar-totem-tabú del druida, al cual consuela la mar sagrada y humana de adentro del sepulcro que llora, el alarido de la edad sin edad de la humanidad, en todos los peldaños, que cubre el traje de cocodrilo, de adivinador, de mamarracho, de sepulturero sacerdotal del gran artista y, adentro del cual hay una paloma, debajo de un chacal, que tiene catorce leguas en contorno, y aulla, como un tiburón internacional, sacándole la lengua a una marrana de oro, lo obscuro, lo enigmático, lo absurdo, raíz de lo lógico, ser terrible del sei pensante, que, desde el origen, viene con la cabeza desenvainada, gritando así, en la Santísima Trinidad, tremendamente sangrienta y arcaica, como en el triángulo mágico ile la Masonería, atorado por los

Clísanos sagrados,

nos escupe, nos aterra, nos inhibe, acorralándonos, acuchillándonos, solos, a una
velocidad roja, como de imagen tremendamente ahorcada, precipitándonos, entre nuestros propios huesos, de aterrado caballo enganchado a un sepulcro, que corre y corre y corre y corre y corre hacia y contra la suciedad iluminada, en la cual naufraga la existencia humana.

La triste camisa del siútico, en la cual vuela una gran botella negra, y el piojo ilegal del onomástico, con un vals de casa de huéspedes y un compadre en la barba, y el sable terrible del General jubilado, que apunta a un pantalón zurcido, las románticas heráldicas, meadas por las tremendas tempestades antiguas, los Gómez, los González, los Pérez, los Díaz, en aquellos coches arrastrados por

abogados de aldea, el bastón del horror de los trescientos acompañamientos locales.

Sí, desde el vientre de la violeta de barrio, aúlla un chacal muerto, la desaparición de todas las cosas, y todos nos cubrimos de coronas usadas, de leones de museo y oleografía, pues es el instante en que a la muchacha con la cual nos casamos le sale tiempo

del pelo...

Adiós, el cielo negro, yerto y fenomenal, cúbrese de cadáveres relampagueantes,

y el gran fantasma golpea las puertas abiertas de los sepulcros,

con un palo de polvo a cuya cabeza ruge un escorpión decapitado, y arriba,

en lo alto del pasado y el porvenir, se derrumba

un pétalo de eternidad, desenganchando toda la montaña de los siglos

Sancho Rojas, Capitán del Sur...

jueves, marzo 17, 2011

PELIGRO NUCLEAR EN CHILE por MONO HOSTIL




Mi madre vive pegada viendo el canal español la TVE, ella es piñerista, extrañamente postula desde la serenidad de una abuelita, que “ si uno quiere saber cosas de Chile, nada mejor que informarse desde el extranjero” rara conclusión sabiendo su tendencia política. A raíz de la discusión mundial acerca de la utilización de la energía nuclear , parecemos de consuno rechazar la creación de plantas en nuestro país. Hasta ahí vamos bien, pero donde se crea divergencia es, en que Chile esta ad portas de firmar un convenio nuclear con EEUU y Francia. Para mi madre que postula que todo lo que se dice en televisión “debe ser verdad” aquello no sucederá. Así , de plano se negó a la realidad de la que muchos cibernautas estamos compartiendo sus diversas aristas.

Después de una serie de despiadadas conversaciones de corte político y observando un canal por cable dio con la cruda realidad de lo que se avecina. Algo extraño después de mostrarle una cuña noticiosa de msn latam noticias vía la tercera.com. negarse siempre fue su arma, negarse a abrir los ojos.

Comentar el pro y los contras de la implantación de este tipo de energías en nuestro territorio, resulta inoficioso en este espacio. Esta toda la red, twitter , facebook, blogs para esos menesteres y cada uno de aquellos interesados en su entorno ya está informado y dando su opinión en la medida de lo posible.

Ante los ojos del mundo la catástrofe nuclear de la cual es nuevamente víctima Japón creo tal horror que los debates se abrieron en los diversos niveles políticos y sociales. Escribo esto porque en algún tiempo se comentó la idea de construir una planta nuclear entre Antofagasta y Tocopilla, la aplicación es obvia ya que la energía sería dirigida a la zona minera que tanto le necesita. Aquellos que creen que teniendo conciencia suficiente apagando aparatos eléctricos ahorraremos lo suficiente como subsanar en algo el inmenso gasto energético de la nación está errado, ya que gran parte de este se lo llevan las industrias , las transnacionales y aquí en el Norte grande ; las mineras. Al parecer esta implantación es “justa y necesaria”.

Entre Antofagasta y Tocopilla se situaba el poblado de Cobija fundado en 1825 con otro nombre fue víctima en 1868 de un terremoto que arrasó con más del 50 % de las edificaciones que la constituía, luego en 1877 un sismo con maremoto arrasó con dos tercios de la población y las construcciones sólidas en terrenos bajos de aquel puerto. Aquí se demuestra que hay pueblos que están destinados a corta existencia y en los cuales la naturaleza desata , obstinadamente, toda su furia. Este sería más menos el emplazamiento de una de las plantas nucleares.

Pero hay un peligro aún más grave, inminente y el cual nadie da por sentado: La conciencia del hombre común. A este tipo de ser humano le interesa producir, trabajar para ganar más dinero, saldar las cuentas , sobrevivir a fin de mes, que nada le falte a la familia, le interesa el fútbol, para tener tema de conversación en cualquier momento, le aterra el futuro, alguna enfermedad catastrófica, la crisis económica si le toca el bolsillo y tal vez su permanencia en el trabajo, entre otras cosas. La conciencia del hombre común mira los noticieros pero no los ve. Comenta las noticas apenas salen en la edición nocturna y luego olvida con la tanda de avisos y otras noticias. Mi madre conoce esa idiosincrasia, nació en ella, yo también, y quizás mi futuro sea beber algo antes de acostarme a dormir y afligirme por las cuentas. Mi madre lo sabe bien y por eso, por escapismo o simplemente sobrevivencia “mira” pero no ve noticiarios extranjeros ya que aquí en los canales nacionales NO HAY NOTICIAS.

Al perder el sentido de comunidad y las ansias de manifestarnos cuando algo no nos parece justo se ha dormido con el peso de esta vida de consumo.

Pareciese un sermón esto, pero no es así, se va a firmar un convenio en torno a la energía nuclear, en momentos en que una nación entera está a punto de consumirse por el terror o la radioactividad y nuestras autoridades (bi-ministro y presidente dice que no hay de qué preocuparse) en un siniestro movimiento y sin tomar el parecer a la mayoría, procederá a tomar una decisión y compromiso que nos incumbe a todos. No existe el clamor ciudadano, quizás no en la dimensión debida e indiscutible.

Marzo 16 aparece en MSN latam noticias un enlace (clickee el titulo para leer) en el que Piñera demostrando dotes de excelente político , contesta sin responder a nada de lo que puntualmente se le pregunta. Algo de lo que Bush hijo, fue un ilustre cultor y maestro. Se responde dos o tres veces con casi la misma frase. Casi la aplicación perfecta de la Propaganda Nº 6 de Goebbels: “El principio de la orquestación”. Analice. Lea: "Todo lo que hagamos en materia de energía, va a estar siempre inspirado en esos dos principios: proteger la vida y la salud de los chilenos y proteger el medioambiente y la naturaleza de nuestro país".

El pensar en que la construcción de estas Centrales estará licitado ya da miedo. El hombre común clamará cuando ocurra, oremos porque no suceda una desgracia como la de Japón, ahí tendrá voz para opinar y tal vez levantarse, mientras actualmente la conciencia duerme junto a las cartas de multitiendas, tarjetas y bancos debajo de la puerta.




viernes, marzo 11, 2011

ANTOFAGASTA , LA CIUDAD CON UN TSUNAMI EN LA SIEN




Antes del 27 de Febrero del 2010 muchos chilenos desconocían la palabra y obvio, el concepto, sin embargo, para los antofagastinos tiene una historia de larga data, al menos para la generación de los 80, la escuchamos en la operación Deyse (operativo de seguridad y evacuacion) desarrollados en los patios de establecimientos educacionales, en la Escuela E-79 estaban alertados por un peruano que venía diciendo que un megasismo afectaría al norte grande del país. Nada más racional que adiestrarnos para una evacuación en una cancha de baby futbol-basketbol distante a menos de 70 metros del nivel más alto de la playa. Y ahí nos quedábamos.

La población se adecuó a las circunstancias . En los tiempos de dictadura y alcaldes designados cuando se suscitaba algún cuestionamiento a la labor del gobierno, alguna triquiñuela edilicia o algo por el estilo, bastaba un titular en el periódico local acerca del Tsunami, con todo y reportaje extenso en páginas centrales para que la atención de la opinión pública se diluyera del asunto que realmente importaba , dos o tres días en que las vecinas y los compañeros de escuela comentaban y problema resuelto. Si era día lunes, los comentarios de lo que se vió en Jappening con Ja. San Tsunami era un buen distractor político.

El cuento de las abuelitas de aquella vez que el mar llegó hasta la Plaza Colón el 4 de Noviembre del 52, quedaba en la memoria como algo que alguna vez se repetiría más pronto que tarde. La infancia se retiró a los anales de la mente. Y claro los temblores se suscitaban y de la “Ola grande” ni el olor. Nos acostumbramos a tener ese cañón en la sien, a saber que de un minuto a otro esta extensa ciudad costera sería víctima de una marejada artera.

La noche del 30 de julio del 95, ( Ese mismo año en Kobe 16 de Enero) un sismo sacudió esta tierra con una intensidad de 7.3 a 8.0 porque si se atreven a investigar, descubrirán que en el grado no se ponen de acuerdo, en algunos datos figura un tsunami, pero la verdad es que hubo una marejada insignificante, algunos edificios sufrieron daños estructurales graves, para qué mencionar a la virgen de la iglesia, actual Basílica, Corazón de María inclinada hacia la izquierda… o hacia el sur, por si hay algún lector susceptible. El alcalde bautizó este movimiento sísmico como “Un terremoto hipócrita”. Se nos sentenció que este no era el megasismo del que se nos advirtió el 80.

Luego el 14 de Noviembre nuevamente un terremoto azota la zona con un 7.7 de magnitud, siendo Tocopilla su principal víctima, de marejada ; nada. Hubo falsas alarmas se ordenó el toque de las sirenas y las camionetas con altavoces anunciaban que no había peligro de tsunami, los vecinos sólo entendían la palabra final y todo se volvió un caos, las guarderías se encontraron con la imposibilidad de transportar a tanto niño pequeño, es sólo un ejemplo, las historias abundan. Nuevamente se dijo que no era el megasismo pronosticado y nuevamente nos calzamos en la sien el cañón de la devastación por el mar.

Y con el nuevo milenio, el asunto se tecnificó, tenemos los sectores donde evacuar sirenas ubicadas a lo largo del límite costero, señalización en el asfalto y ejercicios donde participa toda la comunidad al menos la más cercana a la costa. Somos una de las ciudades más preparadas para un evento de esta naturaleza. Experticia de la que carecía la mayoría de las localidades afectadas en febrero del 2010. Lamentablemente.

Hoy en la madrugada vía facebook me entero del sismo en Japón. A las 7 de la mañana los noticieros daban la noticia con aciagas visiones. Los campos y localidades arrasadas por una ola lenta y voraz. Hoy 11 de marzo se “ celebraba” el primer año del gobierno. Mejor, se conmemoraba y fuerzas sociales marcharían para demostrar descontento, por un sinnúmero de motivos dando como cuociente la impericia e indolencia de quien tiene el mando de este Estado. Pero la providencia, el destino, el azar o lo que fuere, desata un terremoto en Japón con el correlativo riesgo de un tsunami afectando todo el territorio de la república. Nuevamente San Tsunami, aquel que depositaba su nombre en los medios escritos y alejaba la atención sobre un gobierno corrupto y no democrático. Ahora esa marcha , ese malestar , ese movimiento social que debía ser noticia, se ve relegado a un último lugar, por transmisiones casi ininterrumpidas del siniestro en comento…. Ahora suenan las sirenas acá en Antofagasta, nuevamente nos ponemos el Tsunami en la sien.



Datos empíricos, en la memoria y corroborables en la red.

[ Calibre 38 ] Reescritura de “Pon tu frente sobre mi frente”, de Paul Verlaine. por PABLO ESPINOZA BARDI






The little girl in my bed has a gun to my head
Looks into my eyes
And says she want me dead!

(Lunatic; Dismal Euphony).



pon de una vez ese revolver en mi frente… sin miedo,

y con la manito que te sobra agarra firme mi entrepierna

y dime aquellas obscenidades a las que me tenías acostumbrado.

pero trata de no llorar nena, no lo vuelvas a estropear.

haz que este mágico momento dure hasta el amanecer.

eso, así… no tengas miedo…, mi perrita fogosa.

NOTA por ANTONIN ARTAUD




No hay nada que abomine
y execre tanto como esa idea de espectáculo
de representación
por lo tanto de virtualidad, de no realidad,
ligada a todo lo que se produce y se muestra,
idea que, por ejemplo,
salvó a la misa y le permitió ser aprobada
por manadas innumerables de seres que si no,
no la hubieran admitido, esta idea de que la misa sólo es un espectáculo,
una representación virtual que no existe y no sirve
tiene su contrapartida,
la misa, bajo su apariencia virtual y
teatral,
es, por el contrario, un espectáculo que sirve,
(la misa contiene una de las formas de acción real
más eficaces de la vida, pero la gente no lo sabe,
no sabe que esa forma de acción es tenebrosa, erótica y sombría,
pues se habla de misa negra,
pero el principio y la razón de la misa es ser negra
no hay misa blanca
cada misa que se reza es un acto sexual más en la naturaleza liberada).
Y ahora, vuelvo a la idea de que
toda esta emisión sólo fue hecha
para protestar contra ese supuesto principio de virtualidad,
de no realidad, en resumen,
de espectáculo indefectiblemente ligado a todo lo que se muestra, como si en realidad se quisiera socia
lizar y paralizar al mismo tiempo a los monstruos,
introducir por medio de la escena,
de la pantalla o del micrófono,
posibilidades de deflagración explosiva
demasiado peligrosas para la vida,
peligrosas para toda la vida, y que así las desvían de la vida.
El inconsciente actual no da más,
la gente está harta de cargar con algo que acumula y aplasta sin cesar,
porque se le prohibió hacerlo, manifestarlo y mostrarlo.
Y la policía de los iniciados, que sin que se
sepa, conducen desde siempre la vida a su
ruina, pero que tienen la pretensión de conducirla
solos, tiene órdenes de desviar hacia el
teatro, el cine, el micrófono,
y la misa,
algo que yo estuve internado 9 años
por haber querido decir y que diré.
Diré ese algo que causa las epidemias, el hambre,
las pestes, la guerra, etc...

jueves, marzo 10, 2011

PRINCIPIOS DE LA PROPAGANDA según GOEBBELS



1. Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo; individualizar al adversario en un único enemigo.

2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

3. Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

5. Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

6. Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.


7. Principio de renovación o saturación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.


8. Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.


9. Principio de silenciamiento. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

10. Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

11. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.


. Y 19 PRINCIPOS MÁS:

1. El propagandista debe tener acceso a las fuentes de inteligencia acerca de los eventos y la opinión pública.

2. la propaganda debe planearse y ejecutarse por una sola autoridad.

a. Ella debe emitir todas las directrices de la propaganda.

b. Ella debe explicar las directrices de la propaganda a los oficiales importantes y debe mantener su moral.

c. Ella debe vigilar las actividades de otras agencias que tienen consecuencias propagandísticas.

3. Las consecuencias propagandísticas de una acción deben ser consideradas al planear esa acción.

4. La propaganda debe afectar la política y la acción del enemigo.

a. suprimiendo el material propagandístico que puede proporcionarle inteligencia útil al enemigo.

b. diseminando abiertamente la propaganda cuyo contenido o tono cause que el enemigo llegue a las conclusiones que deseamos.

c. estimulando al enemigo a revelar información vital sobre él.

d. no haciendo ninguna referencia a una actividad del enemigo cuando cualquier referencia acreditaría esa actividad.

5. Desclasificar, la información operacional debe estar disponible llevar a cabo una campaña de la propaganda.

6. Para ser percibida, la propaganda debe evocar el interés del público y debe transmitirse a través de un medio de comunicaciones que consiga la atención.

7. Solo la credibilidad debe determinar si el rendimiento de la propaganda debe ser considerado como verdadero o falso.

8. El propósito, volumen y efectividad de propaganda enemiga; la fuerza y efectos de una exposición; y la naturaleza de las campañas de la propaganda actuales determina si la propaganda enemiga debe ignorarse o debe refutarse.

9. La credibilidad, inteligencia, y los posibles efectos de la comunicación determinan si deben censurarse los materiales de la propaganda.

10. El material de la propaganda enemiga puede utilizarse en las operaciones cuando él ayuda a disminuir el prestigio de ese enemigo o a prestar apoyo al propio objetivo del propagandista.

11. Propaganda negra, en lugar de propaganda blanca, puede emplearse cuando la última es menos creíble o produce efectos indeseables.

12. La propaganda puede ser facilitada por los líderes con prestigio.

13. La propaganda debe cronometrarse cuidadosamente.

a. La comunicación debe ganarse al público frente a la propaganda de la competencia.

b. Una campaña propagandística debe empezar en el momento óptimo.

c. Un tema de propaganda debe repetirse, pero no hasta el punto de disminuir la efectividad.

14. La propaganda debe etiquetar a los eventos y las personas con frases distintivas o esloganes.

a. Ellos deben evocar respuestas deseadas que el público posee previamente.

b. Ellos deben ser fácilmente aprehensibles.

c. Ellos deben ser utilizados una y otra vez, pero sólo en las situaciones apropiadas.

d. Ellos deben ser a prueba del efecto boomerang.

15. La propaganda para el frente propio debe prevenir el surgimiento de esperanzas falsas que puedan ser destruidas por los eventos futuros.

16. La propaganda para frente propio debe crear un nivel de ansiedad óptimo.

a. La propaganda debe reforzar la ansiedad acerca de las consecuencias de la derrota.

b. La propaganda debe disminuir la ansiedad (distinta a la de las consecuencias de la derrota) cuando ella es demasiado alta y no puede ser reducida por las mismas personas.

17. La propaganda en el frente propio debe disminuir el impacto de la frustración.

a. Las frustraciones inevitables deben ser anticipadas.

b. Las frustraciones inevitables deben ponerse en perspectiva.

18. La propaganda debe facilitar el desplazamiento de la agresión especificando los blancos para el odio.

19. La propaganda no puede afectar inmediatamente las contra-tendencias fuertes; en cambio debe ofrecer alguna forma de acción o de diversión, o ambas.


[Las 19 últimas son tomadas de: Goebbels' Principles of Propaganda de Leonard W. Doob, publicado en Public Opinion and Propaganda; A Book of Readings, editado por The Society for the Psychological Study of Social Issues (Sociedad para el Estudio Psicológico de Problemas Sociales)]

CONSTRUCTIVISMO. MANIFIESTO DEL REALISMO , 1920 por NAUM GABO




En el torbellino de nuestros días activos, más allá de las cenizas y de las ruinas del pasado, ante las cancelas de un futuro vacuo, nosotros proclamamos ante vosotros, artistas, pintores, escultores, músicos, actores y poetas, ante vosotros, personas para las que el Arte no es sólo una mera fuente de conversación, sino el manantial mismo de una real exaltación, nuestra convicción y los hechos.

Hay que sacar al Arte del callejón sin salida en que se halla desde hace veinte años.

El progreso del saber humano con su potente penetración en las leyes misteriosas del mundo, iniciada a comienzos de este siglo, el florecimiento de una nueva cultura y de una nueva civilización, con un excepcional (por primera vez en la historia) movimiento de las masas populares hacia la posesión de las riquezas naturales, movimiento que abraza al pueblo en una estrecha unión, y, por último, pero no menos importante, la guerra y la revolución (corrientes purificadoras de una era futura) nos han llevado a considerar las nuevas formas de una vida que ya late y actúa.
¿Cómo contribuye el Arte a la época actual de la historia del hombre?
¿Posee los medios necesarios para dar vida a un nuevo Gran Estilo ? ¿O supone acaso que la nueva época puede acoger una nueva creación sobre los cimientos de la antigua? A pesar de las instancias del espíritu renaciente de nuestro tiempo, el Arte se alimenta de impresiones, de apariencia exterior, y vaga impotente entre el naturalismo y el simbolismo, entre el romanticismo y el misticismo.

Los intentos realizados por cubistas y futuristas para sacar a las artes figurativas del fango del pasado sólo han producido nuevos desencantos.

El cubismo, que había partido de la simplificación de la técnica representativa, acabó por encallar en el análisis. El revuelto mundo de los cubistas, despedazado por la anarquía intelectual, no puede satisfacer a quienes, como nosotros, ya han realizado la Revolución y están construyendo y edificando un mundo nuevo.
Se puede sentir interés por las experiencias de los cubistas, pero no adherirse a su movimiento, pues estamos convencidos de que sus experiencias sólo arañan la superficie del Arte y no la penetran hasta sus raíces, y también nos parece evidente que su resultado final no conduce más que a la misma representación superada, al mismo volumen superado y, una vez más, a la misma superficie decorativa.

En sus tiempos, se hubiera podido exaltar el futurismo por el nuevo aire que aportó su anunciada revolución en el Arte, por su crítica demoledora del pasado; como único modo de asaltar las barricadas artísticas del «buen gusto», exigía mucha dinamita; pero no se puede construir un sistema artístico sobre una sola frase revolucionaria.
Bien mirado, tras la fachada del futurismo sólo había un vacuo charlatán, un tipo hábil y equívoco, hinchado de palabras como «patriotismo», «militarismo», «desprecio por la mujer» y parecidas sentencias provincianas.

En cuanto a los problemas estrictamente pictóricos, el futurismo no pudo hacer más que repetir los esfuerzos, que ya fueron inútiles con los impresionistas, por fijar en el lienzo un reflejo puramente óptico. Hoy todos sabemos que el simple registro gráfico de una secuencia de movimientos momentáneamente fijados no puede recrear el movimiento. Sólo recuerda el latido de un cuerpo muerto.

El pomposo eslogan de la «velocidad» fue un clarín de guerra para los futuristas. Admitimos la sonoridad de tal eslogan y comprendemos muy bien que es superior al más potente eslogan provinciano. Pero intentad preguntar a un futurista cómo se imagina la «velocidad», e inmediatamente aparecerá todo un arsenal de locos automóviles y depósitos de chirriantes vagones y alambres intrincados, el estruendo y el ruido de calles atestadas de vehículos... ¿Es necesario convencer a los futuristas de que todo ello no ocurre por la velocidad y sus ritmos?

Mirad un rayo de sol, la más inmóvil de las fuerzas inmóviles. Tiene una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo. Observad nuestro firmamento estelar que el rayo atraviesa... ¿Qué son nuestros depósitos comparados con los del universo? ¿Qué son nuestros trenes terrestres comparados con los veloces trenes de las galaxias ?
Ciertamente, todo el estruendo de los futuristas acerca de la velocidad es un hecho demasiado sabido, pero desde el momento en que el futurismo proclamó que «Espacio y tiempo son los muertos de ayer», se hundió en la oscuridad de las abstracciones.

Ni el futurismo ni el cubismo han ofrecido a nuestro tiempo lo que se esperaba de ellos.

Salvo estas dos escuelas artísticas, nuestro pasado reciente 110 ha ofrecido nada importante ni interesante.

Pero la vida no espera; las generaciones no cesan de crecer, y nosotros, que sucedemos a los que entraron en la historia y poseemos los resultados de sus experiencias, sus errores y sus éxitos, después de años de experiencias semejantes a siglos, proclamamos:

Ningún movimiento artístico podrá afirmar la acción de una nueva cultura en desarrollo hasta que los mismos fundamentos del Arte estén construidos sobre las verdaderas leyes de la viil.i, hasta que todos los artistas digan con nosotros: Todo es ficción, sólo la vida y sus leyes son auténticas, y en la vida sólo lo que es activo es maravilloso y capaz, fuerte y justo, porque la vida no conoce belleza en cuanto medida estética. La más grande belleza es una existencia efectiva.
La vida no conoce ni el bien ni el mal ni la justicia como medida moral..., la necesidad es la mayor y más justa de todas las morales.
La vida no conoce verdades racionales abstractas como metro de conocimiento: el hecho es la mayor y más segura de las verdades.
Estas son las leyes de la vida. ¿Puede el Arte soportar tales leyes si se construye sobre la abstracción, el espejismo, la ficción?

Nosotros decimos:
Espacio y tiempo han renacido hoy para nosotros.
Espacio y tiempo son las únicas formas sobre las cuales la vida se construye, y sobre ellos, por tanto, se debe edificar el Arte.

Perecen los Estados y los sistemas políticos y económicos; las ideas se derrumban bajo la fuerza de los siglos, pero la vida es fuerte y crece y el tiempo prosigue en su continuidad real. ¿Quién nos mostrará formas más eficaces que ésta? ¿Quién será el genio que nos dé cimientos más sólidos que éstos?
¿Qué genio nos contará una leyenda más maravillosa que la fábula prosaica que se llama vida?

La actuación de nuestras percepciones del mundo en forma de espacio y tiempo es el único objetivo de nuestro arte plástico.

No medimos nuestro trabajo con el metro de la belleza y no lo pesamos con el peso de la ternura y de los sentimientos.

Con la plomada en la mano, con los ojos infalibles como dominadores, con un espíritu exacto como un compás, edificamos nuestra obra del mismo modo que el universo conforma la suya, del mismo modo que el ingeniero construye los puentes y el matemático elabora las fórmulas de las órbitas.

Sabemos que todo tiene una imagen propia esencial: la silla, la mesa, la lámpara, el teléfono, el libro, la casa, el hombre. Son mundos completos con sus ritmos y sus órbitas.

Por esto, en la creación de los objetos les quitamos la etiqueta del propietario, totalmente accidental y postiza, y sólo dejamos la realidad del ritmo constante de las fuerzas contenidas en ellos.

1. Por ello, en la pintura renunciamos al color como elemento pictórico: el color es la superficie óptica idealizada de los objetos; es una impresión exterior y superficial; es un accidente que nada tiene en común con la esencia más íntima del objeto. Afirmamos que la tonalidad de la sustancia, es decir, su cuerpo material que absorbe la luz, es la única realidad pictórica.

2. Renunciamos a la línea como valor descriptivo: en la vida no existen líneas descriptivas; la descripción es un signo humano ,accidental de las cosas, no forma una unidad con la vida esencial ni con la estructura constante del cuerpo, lo descriptivo es un elemento de ilustración gráfica, es decoración.
Afirmamos que la línea sólo tiene valor como dirección de las fuerzas estáticas y de sus ritmos en los objetos.

3. Renunciamos al volumen como forma espacial pictórica y plástica: no se puede medir el espacio con el volumen, como no se puede medir un líquido con un metro.
Miremos el espacio... ¿Qué es sino una profundidad continuada?
Afirmamos el valor de la profundidad como única forma espacial pictórica y plástica.

4. Renunciamos a la escultura en cuanto masa entendida como elemento escultural. Todo ingeniero sabe que las fuerzas estatuas de un cuerpo sólido y su fuerza material no dependen de l.i cantidad de masa; por ejemplo: una vía de tren, una voluta en forma de T, etc.

Pero vosotros, escultores de cada sombra y relieve, todavía os aferráis al viejo prejuicio según el cual no es posible liberar el volumen de la masa. Aquí, en esta exposición, tomamos cuatro planos y obtenemos el mismo volumen que si se tratase de cuatro toneladas de masa.
Por ello, reintroducimos en la escultura la línea como dirección y en ésta afirmamos que la profundidad es una forma espacial.

5. Renunciamos al desencanto artístico enraizado desde hace siglos, según el cual los ritmos estáticos son los únicos elementos de las artes plásticas.
Afirmamos que en estas artes está el nuevo elemento de los ritmos cinéticos en cuanto formas basilares de nuestra percepción del tiempo real.

Estos son los cinco principios fundamentales de nuestro trabajo y de nuestra técnica constructiva.

Hoy proclamamos ante todos vosotros nuestra fe. En las plazas y en las calles exponemos nuestras obras, convencidos de que el arte no debe seguir siendo un santuario para el ocioso, tina consolación para el desesperado ni una justificación para el perezoso. El arte debería asistirnos allí donde la vida transcurre y actúa en el taller, en la mesa, en el trabajo, en el descanso, en el juego, en los días laborables y en las vacaciones, en casa y en la calle, de modo que la llama de la vida no se extinga en la humanidad. No buscamos consuelo ni en el pasado ni en el futuro. Nadie puede decirnos cuál será el futuro ni con cuáles instrumentos se le puede comer.

Es imposible no engañarse sobre el futuro y sobre él se pueden decir cuantas mentiras se quieran.

Para nosotros, los gritos sobre el futuro equivalen a las lágrimas sobre el pasado. El repetido sueño con los ojos abiertos de los románticos. El delirio simiesco del viejo sueño paradisíaco con atuendos contemporáneos.

Quien hoy se ocupe del mañana se ocupa en no hacer nada.

Y quien mañana no nos dé nada de lo que haya hecho hoy no es de ninguna utilidad para el futuro.

El hoy pertenece al hecho.

Lo tendremos en cuenta también mañana.
Dejemos el pasado a nuestras espaldas como una carroña.
Dejemos el futuro a los profetas.
Nosotros nos quedamos con el hoy.



Naum Gabo
Antoine Pevsner

miércoles, marzo 09, 2011

150.000.000 por VLADIMIR MAIAKOVSKI




150.000.000 es el nombre del artífice de este poema.
Su ritmo: la bala.
Su rima, el fuego saltando de un edificio al otro.
150.000.000 hablan por mi boca.
Esta edición fue impresa con la rotativa de los pasos,
en el papel vitela del adoquinado.
¿Hay quién pregunte a la luna?
¿Hay quién pretenda que el sol le rinda cuentas?
¿Quién se atrevería a afirmar:
éste es el autor más genial de la tierra?




De igual modo
este poema
no tiene autor.
Su única idea es
brillar en el día naciente.
Ese mismo año,
en ese día y hora,
bajo tierra, en la tierra por el cielo y aún más arriba
aparecieron estos
carteles,
octavillas,
affiches:
«¡A TODOS!
¡A TODOS!
¡A TODOS!
¡A todos
los que ya no aguantan más! ¡Salid
y marchad juntos!»
(firmas):
La Venganza —maestro de ceremonias.
El Hambre —administrador.
La Bayoneta.
La Pistola.
La Bomba (tres
firmas:
los secretarios
¡Vamos! ¡Vamos, vamos!
¡Ja. ja!
ja, ja, ja, ja, ja, ja! ¡Se caen!
¡Eh, Juanón!
¡Mete billetes en la alpargata!
¡No vayas descalzo al mitin!
¡Adiós, Rusia del alma!
¡Se acabó la pobre!
¡Ya encontramos otra Rusia!
¡La internacional!
¡Vamos!
Sentado en sillón de oro
toma té con bizcochos.
Iré a verle,
furioso.
Iré a verle
tísico.
Iré a verle
y le diré:
«Wilson, oye,
Woodrow,
¿quieres un cubo de mi sable? Ya verás...»
Llegaremos hasta el mismísimo
hasta Lloyd George
Y le diremos:
«Oye,
Jorgito...»
—Hasta él no llegas.
Hasta él hay océanos.
Con esos no puede el jamelgo
No importa.
Iremos a pata. Despertaba a la llamada
de los bosques. Fieras y fierecillas segregaban fuerza.
"Un lechón gruñía aplastado por un elefante.
Los cachorros formaban hileras de cachorros.
El grito humano es insoportable.
Pero la fiera se exprimía el alma.
(Os traduciré el bramido de los animales,
si no conocéis la lengua animal):
«¡Escucha, Wilson,
bola de grasa! Si la culpa es del hombre,
castígalo.
Nosotros
no hemos firmado el pacto de Versalles.
Las fieras, sí,
¿pero por qué debemos pasar hambre?
¡Que sufran ellos nuestro dolor animal!
¡Quién pudiera hartarse una vez más!
¡Vamos a las Indias, rebosantes de hierbas!
¡A las praderas americanas!»
¡Oh! ¡Oh-uh!
Ya no cabemos en la jaula-bloqueo.
¡Adelante, automóviles!
¡Al mitin, motocicletas! ¡Lo pequeño, a la derecha!
¡Ceded el paso a los camiones!
¡Los caminos se pusieron en fila india!
Escuchad lo que dicen los caminos
¿Qué dicen? «Nos asfixiamos de tanto viento y polvo,
retorciéndonos en los raíles por estepas hambrientas.
Por dóciles kilómetros sin empedrar,
estamos hartos de arrastrarnos tras los presidiarios.
Queremos saturarnos de asfalto,
ceder bajo el peso del expreso, ¡levantáos!
¡Basta de dormir carreteras mecidas por el polvo!
¡Vamoooos!» ¡Vamos a las minas! ¡A por pan!
¡A por el moreno!
Sembrado para nosotros.
Sin leña
sólo los tontos pueden andar. ¡Al mitin, locomotoras!
¡Locomotoras, al mitin!
¡Rápiiiido!
¡Rápidorápido!
¡Eh,
regiones,
levad anclas!
Tras Tula, Astrakán,
una mole tras otra,
inmóviles
desde Adán,
arrancaron
y avanzan sobre otras, con ruido de ciudades.
Llevando por delante la oscuridad rezagada,
tropezando con las frentes de los faroles,
iban al mitin legiones de luz,
con las zancadas de postes eléctricos.

Y por encima
conciliando el agua y el fuego,
pudriéndose de ahogados, fluían los mares.
«¡Paso a las olas del Caspio!»
¡No volveremos a Rusia! No en el flaco Bakú,
en las playas de la jubilosa Niza brincaremos
con la ola mediterránea.»
Y, por fin,
tras el trueno
de correr y de trotar, respirando a pleno pulmón,
en borbotones de nubes salieron
por los agujeros los aires ya tormentosos de Rusia.
¡Vamo-o-o-s! ¡Vamosvamos!
¡Y todos
los ciento cincuenta millones de gentes, billones de peces,
trillones de insectos, animales salvajes,
animales domésticos, centenares de regiones,
con todo lo que
hay construido, lo que vive en ellas,
todo lo movible,
inamovible,
lo que apenas se movía, reptando,
arrastrándose, nadando.
Marcho en avalancha
¡en avalancha!
Y retumbaba el sitio
donde estuvo Rusia.
Lo importante
no es comerciar con sacarina.
¡El corazón quiere ser campana que doble!
Hoy al paraíso
lanzaremos a Rusia más allá
de los irisados pozos del crepúsculo.
¡Ja, ja,
ja, ja, ja, ja,
ja, ja!
¡Vamosvamos!
¡A través de la guardia blanca de las nieves!
¿Por qué las regiones sacan sus carnosidades de los límites
que por siglos les fijaron las autoridades?
¿Por qué aguzan el oído los cielos?
¿A quién atalaya el horizonte?
Por eso
hoy
los ojos del mundo entero están puestos
en nosotros y todos los oídos alertas
captan el más mínimo sonido nuestro
Para ver esto
Para escuchar estas palabras: esto
es la voluntad de la revolución,
lanzada más allá de sus últimos límites
esto
es un mitin
armazones de máquinas, gentes,
y cuerpos de animales, esto
son manos
patas
pinzas
bielas levantadas
aun donde el aire enrareció
prometiendo una misma cosa al unísono.
Olvidad
a los poetas
que lanzan aullidos celestiales,
olvidadlos,
escuchad esta canción: «Vinimos a través de ciudades,
nos abrimos paso en la tundra,
pisamos fango y charcos.
Vinimos millones
millones de obreros,
millones de trabajadores y empleados.
Vinimos de las casas,
escapamos de los almacenes,
de las callejuelas alumbradas por los incendios.
Vinimos millones,
millones de objetos,
destrozados,
rotos, arruinados.
Bajamos de las montañas
reptamos por bosques
y campos de cebada agostados por los años.
Vinimos,
millones,
millones de ganado,
cerriles,
embrutecidos, hambrientos.
Vinimos
millones
de impíos,
paganos
y ateos
con la frente,
el hierro oxidado,
el campo,
Recemos todos a Dios, con fervor. ¡Aparece,
no de un mullido tálamo estelar, Dios de hierro,
Dios de fuego
Dios, ni Marte,
ni Neptuno, ni Vegas,
Dios de carne,
¡Dios-Hombre!
Baja de las estrellas que brillan en las arenas,
liberado de las alturas, terrestre,
¡sal,
aparece
entre nosotros!
No el que
«estás en los cielos».
Hoy
a la vista de todos obraremos milagros,
nuestros propios milagros.
Nos encabritamos
si en tu nombre
hay que batallar
en medio del humo en el fragor del turno.
Nuestras hazañas
serán más difíciles que las del Creador
que llenaba
de cosas el vacío.
No sólo tenemos que construir con imaginación nueva,
sino también dinamitar lo viejo.
¡Sed, danos de beber! ¡Hambre, aliméntanos! Ya es hora
de llevar el cuerpo al combate.
¡Más tupida sea la descarga contra los cobardes!
¡Contra el montón, fuego de metralla!
¡Que todo venga
del mismísimo fondo del alma!
¡A fuego,
a llama,
a hierro,
a luz,
abrasa,
quema,
corta,
destruye!
Nuestras piernas
son abanicos que aventan la polvareda.
Nuestras aletas son naves.
Nuestras alas son aeroplanos.
¡Caminar!
¡Volar!
¡Cruzar!
¡Rodar!
haciendo inventario del mundo entero.
Si esa cosa es útil,
bien,
sirve.
Si es inútil,
¡al diablo!
Una cruz negra.
¡Acabaremos contigo,
mundo romántico!
Basta de fe
en el alma,
¡electricidad,
vapor!
¡Basta de mendigos!
¡Embolsad las riquezas de todos los mundos!
¡Matad cuanto es viejo!
¡De los cráneos haced ceniceros!
Arrasadas las antiguallas,
un mito nuevo se impondrá en el mundo.
Romperemos con el pie la barrera del tiempo.
Miles de arcoiris colorearán el cielo.
En un mundo nuevo se abrirán
las rosas y los sueños ensuciados por las rimas.
Todo estará hecho
para el placer
de los niños grandes que somos.
Inventaremos
rosas nuevas,
rosas de capitales con pétalos de plazas.

Vosotros,
los marcados con el estigma del suplicio,
ved al verdugo de hoy.
Y sabréis
que los hombres
pueden ser cariñosos,
con el amor
que la estrella trepa por un rayo.
Nuestra alma
será
confluencia de los Volga de amor.
Todo el que las aguas traigan
—tú o cualquier otro—
será bañado por una mirada luminosa.
Por las arterias más finas
botaremos
las naves faéricas de los hallazgos poéticos.
Y tal como lo escribimos
el mundo será
el miércoles
y ayer
y hoy
y mañana y siempre,
por los siglos de los siglos. Por el verano secular,
lucha,
canta:
«En la batalla final» ¡Coreemos un himno común!
¡Más de un millón!
¡Multipliquémonos por cien! ¡Vamos, por las calles!
¡A los tejados!
¡Tras los soles! ¡En los mundos!
¡Gimnastas de la palabra!
Y Rusia
ya no es un pordiosero
no es un montón de escombros, no es ceniza de casas
Rusia
Rusia entera
es un solo Iván,
sus brazos
son
el Neva
y sus pies las estepas del Caspio.
El siguiente fragmento narra
el cuerpo a cuerpo que sostienen Iván,
en harapos tras atravesar océanos y montañas,
y W. Wilson, en Chicago.
Atrincherado en su palacio,
Wilson resiste, acciona unos resortes dorados,
y de inmediato se alarga
la cadena de formaciones inhumanas.
Más terrible que tanques,
que aguerridos regimientos,
el hambre
se levanta, sin vientre,
con cien bocas, con millones de mandíbulas,
y sale de un salto.
Muerde una ciudad
—se rompe como una nuez.
Atrapa una villa —y sus huesos crujen.
A los hombres, a los animales,
se los traga a puñados.
Precediéndola,
aguzado el oído,
abre la marcha la ruina.
La fábrica respira.
la ruina la oye.
La ruina oye.
La fábrica respira.
La ruina la estrecha,
la fábrica se desmorona.
Ataca, blandiendo un trozo de vía férrea.
Todo se convierte en polvo, declina,
se hunde. ¡Prepárate!
¡Al ataque!
¡Trabaja!
¡Suda!
La garganta del hambre,
el morro de la ruina,
¡Las estrangularemos
con el nudo corredizo de las vías

Y cuando el país iba a quedar sin aliento
—cortado por el hambre—
entonces,
blandiendo el ariete hidráulico de los trenes,
el transporte se puso en marcha.
Las locomotoras, con su blanca barba al viento,
combaten, el hambre cede,
y los trenes cargados de trigo,
empezaron a pasar por encima de su cuerpo,
comiéndose los restos.

Estremecido de rabia,
Woodrow
ordena:
«Aniquiladlo enseguida»
y envía enjambres de guerreros jóvenes...
Y todos avanzan protegidos por el fango,
espiroqueta sobre espiroqueta,
vibrión sobre vibrión.
El veneno de los microbios,
las patas de los piojos,
ensucian la sangre,
hacen cosquillas a los cuerpos.
De una copa inédita
surgen las enfermedades,
de pronto,
el hombre
adormecido
se llena de manchas se hincha, y estalla
como un hongo. Entonces se ponen en marcha
precedidos por cierta
farmacia arcoiris,
poniendo en las troneras botellas de fenol, lazaretos,
clínicas,
hospitales. Los piojos retroceden
estrechando filas,
perseguidos
por el fuego
de los microscopios.
La cadena desinfectante los golpea y golpea.
Los enemigos son puestos
patas arriba.
Y abajo
blandiendo como bandera una receta,
desfila triunfalmente el Narkomzdrav del mundo entero.
De Wilson sale un extraño sonido,
— Enfermedades y penurias han sido vencidas,
y envía su último ejército,
el ejército envenenado por las ideas.
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